Sé que no hay dos en la casa.
Ahora todo está suspendido
por una soga de injusticias.
Y un andar sin esperas
la doblegó a esa vida sin tiempo.
Sin noches, sin amaneceres.
Está sola, en el filo de la cornisa.
Sin sombras, sin rostros ausentes;
Y siente de otra manera
Sin reproches, ni sumisiones. .
Sé que el viento la invita a un encuentro.
Acude inexperta a la cita.
Libre, sin pólvos, ni máscaras.
Ahora no hay disturbios, ni peleas.
Todo flota. Solo su nombre se esfuma.
Y sé que no existe más el llanto.
Ya no más nombre del hombre en espera.
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